¿En mi mejor o peor momento?
Los más jóvenes dicen “estar en su prime” para referirse a que están en su mejor momento. Pero ¿eso lo determina la edad, la capacidad, la experiencia?
Cuando estaba chico recuerdo haber escuchado mucho sobre dos crisis relacionadas con el paso del tiempo: la crisis de los 40 años y la crisis de los siete años. Hasta donde entiendo, la primera siempre hacía referencia a los hombres y a una supuesta última oportunidad de rebelarse, de vivir una segunda adolescencia, antes de aceptar que son adultos muy cerquita de la madurez. La segunda tiene que ver con el matrimonio, pues se supone que pasado ese tiempo de unión las parejas suelen cuestionarse sobre la relación, sobre el compromiso y sobre el futuro. Recuerdo que hay una película muy antigua que se llama “La picazón del séptimo año” que, así como yo, quizás tampoco has visto, pero que tiene una escena icónica que todos recordamos.
Al ser papá empecé a escuchar no sobre una crisis, sino sobre “los terribles dos años” en los niños (aunque, mientras iba pasando el tiempo escuchaba de los terribles tres, cuatro, cinco… y más parecía que los terribles eran los papás por no saber asumir la crianza… pero ese es otro tema). Hace poco escuché de la crisis de los veinte (aunque en realidad se refiere a los 25 y la mediana edad) y, bueno, ahí decidí dejar de escuchar. Porque resulta que en cada momento de la vida hay una crisis, a alguien se le ocurre catalogarla y estamos en crisis desde que nacemos hasta que morimos. Pero, a lo que iba…
- Gracias por no distraerte mucho, gordito.
No sé si estoy en crisis, pero sí desde hace algunos años me estoy cuestionando varias cosas. Sobre mí, específicamente. Sí, ya sé que lo más probable es que necesite un ayuda profesional. Pero aquí, en Lima, no hay muchos y no hay presupuesto. Igual, espero pronto conseguir uno. Pero, sigamos…
Me cuestiono muchas cosas, tanto personales como profesionales. No sé si les pasa a todos, pero lo quería compartir. Quizás, por ahí alguno de ustedes sabe algo que me sirva para aclarar las cosas. Igual, te la dejo picando.
Ahora que soy adulto, pero no tan viejo ¿realmente estaré en mi prime o ya me pasé tres paraderos?
Por un lado, estoy contento porque siento todavía, dentro de mí, que hay una llamita encendida que me empuja a hacer cosas, a buscar nuevos espacios, a intentar nuevas cosas. Pero, al mismo tiempo, hay rutinas inevitables que siento claramente que están dejando sin oxígeno a ese fueguito. Eso, les soy sincero, me preocupa.
Siento que estoy en un momento de mi carrera que sé bastantes cosas (más por experiencia que necesariamente por capacitación académica formal), pero al mismo tiempo “solo sé que nada sé” (gran frase por Sócrates, centrocampista brasileño de toque fino, apodado “El doctor”… perdón por el chiste malo). Bueno, siento que, aunque hoy tengo una interesante y larga carrera profesional, no me he capacitado como debería y que en la competencia laboral estoy en desventaja. Quiero seguir aprendiendo cosas, pero nuestro “ahora” nos hace sentir (o creer) que no tenemos tiempo.
Hoy tengo un conocimiento más completo de mi cuerpo. Sé qué me hace bien y qué mal, cómo manejar lo que se me vaya presentando, cuándo un dolor de cabeza será intenso, cuándo un dolor de barriga se convertirá en una infección… pero ese cuerpo ya no es joven. Ya se cansa. Ya cruje.
¿Será que todo esto es parte de lo que llaman el ‘síndrome del impostor’ o es que realmente no soy lo suficientemente bueno? ¿Será que es una etapa que pronto pasará o es una oportunidad para empezar, no desde cero, pero sí con más confianza?
Esto lo escribo solo una hora después de haber salido de un cierre de edición tranquilo, pero que igual lo deja a uno agotado. Sin embargo, solo estaba seguro que si no sacaba esto de mi sistema ahora no lo iba a poder hacer después. Y lo escribo, también, con algo de decepción, porque mi intención es convertir a esto en un newsletter interesante, más con reflexiones de corte profesional, y lo estoy convirtiendo a una especie de blog 3.0. Sabrán ustedes disculpar, pero creo que todo se reduce a que Me estoy volviendo viejo y, como el abuelo de los Simpson, en breve me verán gritándole a las nubes.
Bueno, ya me voy a dormir. Me gustaría leerlos, así que ahí me comentan.
El humano es capaz de convertir la energía en conocimiento y conciencia, que cruja el cuerpo mientras se mantenga la funcionalidad del faro. Abz
Me encantó leerte, en muchas coincidimos, sobre todo en querer seguir haciendo cosas nuevas, innovadoras, aunque sea de madrugada, con pocas fuerzas, pero hay entusiasmo. Eso, creo que es propio de una personalidad consciente de que hay que transmitir lo que sabemos, lo que hemos aprendido. Hace poco me puse a estudiar unos curso MOOC, claro de noche y me quedaba hasta muy tarde, un comentario de mi hija fue, "si no te veo enseñando, te veo estudiando", me pareció grandioso que me hija me vea así. Un abrazo Bruno, sigue adelante, tiene mucho por enseñarnos.