Por lo menos da las gracias... digitales
Agradecer es una de las primeras cosas que nos enseñan desde pequeños. Pero hasta eso ha cambiado con la irrupción de la tecnología. En plena economía digital ¿ya pensaste en cómo das las gracias?
Hay un meme que causa mucha gracia. “Cuando me dé el viejazo no diré nada, pero habrá señales”. En la imagen aparece el Bebé Sinclair sentado en su sillita, con la cabeza baja, ojos cerrados, presionando los labios y la camiseta sobre la panza. Como dicen los jóvenes (otro meme que me encanta): “sisoi”.
Será porque Me estoy volviendo viejo que, desde hace unos meses, estoy la idea de escribir sobre agradecer. Pero sobre agradecer en tiempos digitales. Pero, justamente por eso de que Me estoy volviendo viejo, no me animaba a escribirlo.
-No vaya a ser que me sale y ese se convierta en mi texto de despedida…
(¿Viste que te metí un doble cherry en un mismo párrafo? Si fuera así de hábil para otras cosas, estaría cobrando por esto y hasta lo estarías leyendo en inglés…)
Yo sé que eso no tiene nada que ver, pero las supersticiones, dudas y pensamientos fantásticos, por algún motivo, van apareciendo de manera más frecuente. Pero no nos desviemos. Por lo menos por ahora.
-Tranquilo, no seas trágico.
Pero seguí pensando en el tema, dándole vueltas. ¿Cómo es dar las gracias en tiempos en donde casi todo lo que hacemos (y, sobre todo, la manera en que nos interrelacionamos la mayor parte del tiempo) es en digital? Y, ahora te traslado la pregunta: ¿Cómo das las gracias en tiempos de unos y ceros? Eso ya me lo contarás en los comentarios. Ahora, te cuento cómo lo hago yo a continuación.
La situación mundial es compleja. No hay muchos sitios para trabajar y las plataformas digitales son tierra fértil (perdón la huachafada) para empezar cualquier emprendimiento.
-“No voy a trabajar para nadie más. Voy a ser mi propio jefe”
No sé por qué solo con leerlo me imaginé con una camiseta con el logo de Herbalife delante. Sigamos.
Por esa situación es que hoy tenemos una gran variedad (aunque no lo parezca) de contenido a nuestra disposición. Pero como las opciones de monetización siguen siendo aún limitadas, los creadores de contenido (sobre todo) tienen que ingeniárselas para ganar plata, porque de aire y buenas intenciones no se vive. Ahí es donde aparecen planes de suscripciones, membresías, colaboraciones voluntarias y demás alternativas que, lamentablemente, no todas les funcionan a todos. Lo interesante es que no son los pagos con cantidades altas, como lo fue toda la vida, sino a través de micropagos. Todo estaría (más o menos) bien, sino fuera porque la gran mayoría no está dispuesto ni siquiera a hacer esos micropagos.
Aún así es posible darle una mano a esos creadores digitales. En mi caso, cuando se trata de información de interés, que me gusta o me entretiene, pero que consumo con regularidad, hago estas cinco cosas:
Si es un canal de YouTube, además de estar suscrito y activar las notificaciones, trato de ver los videos desde que empiezan hasta el final. Eso suma positivamente a sus métricas.
Si el video tiene avisos que aparecen de pronto (por obra y gracia de la plataforma), procuro verlos completos, sin saltarlos u omitirlos. Claro, a menos que en lugar de un aviso sea un video musical o algún contenido que supere el minuto de duración.
Si es posible, trato de compartirlos o republicarlos (según la plataforma) para que más gente pueda acceder a ese contenido. Así contribuyo con su descubrimiento y alcance. Eso también suma.
Si se trata de un podcast, lo mismo: escucharlo por completo, si hay posibilidad de interacción (a través de alguna encuesta o algo), tenerla; y compartir el contenido.
Si tienen redes sociales, los sigo, interactúo y comparto la mayoría de sus publicaciones.
Más que pagar por más contenido exclusivo y extra, considero que tener una membresía o suscripción a alguna plataforma es (PARA MÍ) una manera de agradecer al trabajo realizado por el creador de contenido. Pero si no nos encontramos en condiciones de gastar dinero, lo mejor que podemos hacer para retribuir es difundiendo, interactuando y sumando a sus métricas.
La vida laboral se ha venido complicando cada vez más con el paso del tiempo. Y aunque hay más espacios y más herramientas gracias a la irrupción de la tecnología, estas no siempre están al alcance de todos.