Lo justo, pe’, varón
En medio de una innegable crisis de los medios de comunicación, las cosas han cambiado afectando no solo a quienes trabajamos ahí sino también a los creadores de contenidos.
Tenía pensado continuar con esta catarsis semanal en las que les cuento un poco sobre cómo es el trabajo de quienes nos dedicamos a cubrir la fuente de tecnología, pero otro tema captó mi atención.
“Nuevamente improvisando”
-Básicamente de eso se trata mi vida.
“Ah, ¿te crees hábil y gracioso?”
-No, solo te digo la pura verdad.
Las cosas han cambiado… y mucho
No se puede dar mucha vuelta al tema. Los medios de comunicación atraviesan por una crisis, generada por la irrupción de Internet, entre otras cosas. Esto ha traído como consecuencia varias cosas: que muchos medios hayan desaparecido, que los que aún se mantienen tuvieran que reducirse (o someterse a una reingeniería, como solía decirse), que la manera de ganar dinero cambie (el modelo de negocio ya no es solo basado en la venta de publicidad tradicional), entre muchas otras.
Hace 20 o 30 años un estudiante de comunicaciones (especialmente de periodismo) tenía entre sus opciones (y aspiraciones) laborales entrar a un medio de comunicación fuerte y hacer carrera ahí. Hace unos 15 o 10 años, para ellos, eso de hacer línea de carrera en una misma empresa era casi impensable. Su idea era conseguir trabajo, quedarse uno o dos años y, luego, pasar a otra empresa.
Desde, aproximadamente cinco años (quizás más o quizás menos), entrar a un medio de comunicación tradicional ya no es su primera opción. Es más, ante la falta de oportunidades, lo más probable es que estén pensando en las plataformas digitales para poner en marcha sus propios proyectos. Y es en este punto donde todos debemos prestar más atención.
Una realidad multicanal
Ya hemos visto que uno de los puyazos más graves para los medios de comunicación tradicionales fue que los auspiciadores hayan ido abandonándolos, ante una alternativa digital que les ofrece precios más baratos y una llegada más precisa al público objetivo.
Esto hace que, quien inicie un emprendimiento digital tenga que pensar bien cuál será su modelo de negocio (es decir, qué hará para ganar plata). Ese modelo ya no puede estar basado en una única fuente de ingresos. Por lo general, se consideran múltiples opciones (dependiendo del caso): publicidad, contenidos de marca (branded content), suscripciones, mecenazgo, etc. Todas y cada una de estos son canales válidos para recibir una retribución por el trabajo realizado.
Durante la pandemia, las cosas se nos complicaron a todos. Sin embargo, debido al confinamiento inicial, la adopción de herramientas digitales fue en aumento, así como el consumo de contenido digital. Y, justamente, muchos creadores de contenido optaron por utilizar alguna de estas herramientas (como las billeteras digitales) para que quienes consumían su trabajo pudieran hacer un pago voluntario -sin monto mínimo- a manera de retribución.
QR o no QR
Recuerdo claramente que esta alternativa -la de colocar el código QR de la billetera digital para recibir esas ‘propinas’- no fue bien visto por algunos en esos momentos. Básicamente porque lo comparaban con mendigar. Nada más lejano de la realidad.
Durante esas semanas confinados, recuerdo claramente las charlas con mi amigo Luis Carlos y sus dudas, primero, sobre sí hacer o no transmisiones en vivo (que todos estaban haciendo y que él no había hecho hasta ese momento) y, después, sobre la idoneidad de colocar su QR para recibir donaciones adicionales durante esas transmisiones. Al final, hizo transmisiones y puso su QR y, me parece que, pese a que nunca quedó muy convencido, ayudaron en ese momento.
Pero solo basta revisar una de las pocas plataformas que permite la monetización a los creadores de contenidos: YouTube. Todos sabemos que, tras cumplir con una serie de requisitos, el creador puede empezar a acumular dinero a partir de las vistas que reciben sus videos y que, tras alcanzar un umbral mínimo, puede empezar a cobrar. Sin embargo, en la misma plataforma hay otras opciones: los Super Gracias (en el que puedes dejar una propina entre los 2 y los 500 soles en videos regulares) o los Super Chat (con la cantidad que tú decidas para que tu comentario sea destacado durante una transmisión en vivo). Es decir, las visualizaciones, pero sobre todo los micropagos y las propinas digitales son la retribución justa que debemos tener con quienes generan contenidos (porque para muchos es su trabajo y su único sustento).
“Te me caíste, ¿cómo dejas tu yape?”
Hace unos días, un informe del IPE señaló que en un día se hacen tantas transacciones en billeteras digitales como casi todo el 2019. Esta semana, Jesús Véliz informó que -según Niubiz- superaron los 100 millones de transacciones mensuales con billeteras digitales.
Lo anecdótico es que, al final, como remate de su reel, dice: “Oye, de paso te dejo mi Yape, para que me dejes alguito”.
No faltó el que le respondiera “Te me caíste, ¿cómo dejas tu yape?”. Ese comentario es el fiel reflejo de quienes piensan que no hay un esfuerzo, una inversión, un trabajo detrás del contenido que se comparte por plataformas digitales. Por gente que no considera que la creación de contenidos es un trabajo. Por gente que no sabe que, para tener material con el cual hacer un videíto de un minuto, quizás has debido invertir una mañana de tu tiempo; y mucho menos se imaginan de todo el tiempo que puede tomar editarlo. Además, así como tú, el creador de contenido también come y tiene necesidades. Y a nadie le gusta trabajar gratis ¿verdad?
Probablemente es porque Me estoy volviendo viejo, pero si hay algo en lo que siento que no me estoy quedando desfasado es en entender cómo están cambiando las cosas en cuanto a ganar dinero con el contenido digital y cómo, en la medida de nuestras posibilidades, podemos ayudar a quienes seguimos.
¿Está mal dejar tu código QR de Yape o de Plin para que algún miembro de tu comunidad o alguien que se cruzó con tu contenido, y le gustó, pueda dejarte una suma de dinero en agradecimiento? En otros países existen plataformas que también invitan a los consumidores a dejar alguna suma como agradecimiento (cafecito y ko-fi son claros ejemplos).
Convengamos que a todos nos gusta acceder a cosas gratis y, si son buenas, mejor. Pero también debemos ser conscientes de la importancia de mostrar nuestro agradecimiento a quienes crean el contenido que nos mantiene entretenidos-informados todos los días. No es una obligación, pero sí una justa retribución.
Y, para terminar, les dejo mi Yape.
…
Bueno, hoy no. Pero quizás lo vean por ahí pronto.
Esta semana regresa el bonus reack: te recomiendo escuchar y suscribirte a Mentes en línea, el nuevo podcast de Rachel Watson y Jesús Véliz, en donde podrás encontrar información que te ayudará a equilibrar tu vida desde lo tecnólogico y lo psicológico. Realmente, imperdible.